miércoles, 11 de mayo de 2011

Mal de Escuela (Daniel Pennac)


Quizá no sea un libro tan entretenido como una novela, pero tal vez pueda ser más interesante porque el tema que aborda es clave, para la enseñanza y la educación tanto de los alumnos como de los profesores.
Mal de escuela es un libro que nos intenta trasmitir el punto de vista y las experiencias de un alumno con dificultad; no de aprendizaje sino de adaptación al entorno escolar. Los alumnos que poseen este tipo de problema son rápidamente clasificados como “zoquetes”, aunque puede que tengan muchos talentos escondidos bajo una capa puede ser la suma de sus propias frustraciones,  problemas familiares, acoso escolar y muchos otros problemas que el libro intenta abordar.

Hay muchas partes del libro con las que me sentí identificado. Creo que cualquiera que lea el libro se verá reflejado o inmerso en alguna de estas situaciones. La historia de Daniel Pennac es la narración en primera persona de los miedos, las dudas y los problemas de un alumno que no encuentra su camino dentro de la escuela, pero no solo las de Daniel sino de muchos otros alumnos que se siente identificados con todo esto.
Nada más empezar el libro, su autor habla de cómo volvía a casa “perseguido” por la escuela.  Sus notas contaban una historia de fracaso. Que muchas veces llevan a los alumnos a la “mentira” tanto a sus padres como a sus profesores. A quien le gusta estar en un ambiente así  ¿No debería preocuparse alguien, de que esto no ocurra? Combatir este problema desde el primer momento me parece una solución mucho más lógica. Porque pienso que un alumno que llega a este punto, necesita, como el propio autor destaca más adelante profesores que “jamás soltaban la presa” y de estos no hay muchos ¡!!

Contradictoriamente, la familia,  que debe ser la base de la sociedad puede transmitir “ignorancia, estupidez, inmovilidad y fatalismo”. Entonces podemos sumar la pereza mental de nuestros “zoquetes” a este problema añadido. No todos nuestros alumnos vivirán en hogares donde se estimula el aprendizaje, sus padres están pendientes de su educación o están interesados en su progreso escolar. Dado que la educación es obligatoria, la escuela se transforma en un problema, y de los grandes para muchos niños.

Pero existen familias que se preocupan por la educación de sus hijos. Pero tarde, según Pennac, normalmente la búsqueda de una solución empieza en el mes de marzo. Intentan cambiar sus hijos de colegio para evitar la repetición del curso.

Hay una frase en el libro que me llamo mucho la atención: “Me bastaba con entrar en clase para salir de ella”. Yo pienso que este es el resumen en palabras del sentimiento compartido por muchos niños actualmente. Según Ken Robinson: el sistema educativo es anacrónico. Estoy totalmente de acuerdo, parece que el sistema este hecho para otra época, otros niños.

Para cambiar este panorama, como ya destaque anteriormente, es necesario un cambio en el profesorado. El autor habla de “habitar plenamente” la clase. Yo y cualquiera sabremos indicar cuales fueron los profesores que cumplían este papel. Fueron, para mí, una ayuda y un ejemplo de cómo mejorar como persona. Puedo decir exactamente que profesores me educaron. Y soy muy agradecido a ellos. Maestros a los que no les importaba “volver a empezar de cero con alumnos de trece años.”

La lectura del libro me hizo reflexionar sobre muchos aspectos de la enseñanza, volver a mi pasado como alumno y entender cosas que me pasaban entonces. Si lo hubiese leído a los 13 años, hubiera ahorrado muchos problemas.

Es en este contexto donde aparece la escuela, único lugar en el que se exige a este niño que se esfuerce como paso previo para conseguir su meta, el único lugar en el que lograr destacar requiere sacrificio, una disciplina a la que no están habituados. Difícil tarea la de diferir la meta para unos jóvenes acostumbrados al aquí y ahora. De ahí ese mal de escuela que ninguna justa reivindicación presupuestaria logrará solventar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario